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Características de la clase

Poetas de los bosques, conjuradores de canciones y relatores apasionados son algunas de las descripciones más comunes de esta clase. Con su inquieta y poderosa curiosidad sobre lo que pasó, lo que es y lo que será, hurgan en cualquier lado con tal de encontrar una historia digna de narrase, ya sea por medio de canciones y poemas o apasionantes relatos. Pero atento, que equivocado has de estar si supones que te has encontrado con un simple cantor chismoso e ilusionista. Con la misma destreza de la que hacen uso para adornar sus relatos y canciones con simples magias, conjuran gran variedad de sortilegios, hasta aquellos de arrasador poder que los magos mismos potencian con sus varas. En vez de varas, entonan las palabras mágicas acompañadas de las místicas notas de su laúd, con el que pueden conjurar, inclusive, la compleja magia de la resurrección y la invocación de elementales. Es así como su inteligencia para la compresión y el empleo de las artes mágicas es comparable a la del clérigo y el druida y solamente inferior a la del mago. Pero a diferencia de estos últimos, son amantes de las corridas, los saltos y cualquier otra expresión a la que su constante euforia lo anime. Por esta razón, su evasión y agilidad para esquivar golpes iguala, nada más y nada menos, a la del astuto y furtivo asesino. Pero como ha de suponerse, su habilidad para empuñar y surtir golpes con sus cimitarras es precaria, aunque no puede obviarse que son capaces de alzar sus escudos lo bastante bien como para salvarse el pellejo en numerosas situaciones.
Suele pasar que la gente conozca realmente poco acerca de los verdaderos propósitos del bardo, y por su casi nula afición al trabajo se los considera comúnmente haraganes y hasta, debido a su gran curiosidad se los considera en muchas ocasiones entrometidos. Estos seres poseen un cierto número de habilidades que los hacen singularmente valiosos en los poblados, y tal vez mas útiles de lo que comúnmente se sospecha. Son vagabundos por naturaleza, y llevan nuevos objetos, información, chismes, relatos, advertencias y otros fragmentos de conocimiento de lugar en lugar. Además, forma parte de la naturaleza del bardo el compartir información, como opuesto a acumularla en propio beneficio (algo de lo que se acusa regularmente a los magos de hacer).

Historia de la clase

Pues bien, desde que hubo algo que contar o relatar, bardos los ha habido también. Por su gran curiosidad notaron que eran capaces de desentrañar grandes misterios de la magia e hicieron de ella una formidable compañera en sus andanzas. Primeros testigos tal vez, y por qué no protagonistas, de las grandes hazañas de antaño, compositores de odas y cánticos que reviven los tiempos de ayer en las mentes de los de hoy. Desde los legendarios días en los que el mismísimo Morgolock se paseaba por la tierra hasta pequeños y dudosos mitos, los bardos mucho han de conocer y recitar. En muchas ocasiones trasmiten sus historias a sus discípulos, quienes las aprenden con fervor, de esta manera las grandes historias siempre perduran por las generaciones. Si bien algunos se mantienen escépticos a sus historias, no dudes en buscar a uno si verdad quieres oír un gran relato; ¡y ni se te ocurra irte antes del final, el bardo podría molestarse y desarmarte con uno de sus sortilegios!

Habilidades de la clase

Así como se ha dicho, haciendo uso de sus laúdes pueden conjurar una deslumbrante variedad de conjuros, sin quedar vulnerables a los impactos físicos, debido a su gran evasión y a su buen manejo del escudo. También pueden portar anillos mágicos los cuales les permiten disminuir el efecto de hechizos enemigos, pero es raro ver a un bardo portándolo, ya que para llevarlo debe dejar su laúd a un lado, y esto es casi un sacrilegio para cualquiera de los suyos. Suelen combinar o completar sus ataques mágicos con un sutil golpe físico que acaba por derrumbar al enemigo.

Relación con las aventuras

Los bardos consideran que las aventuras son oportunidades para aprender. En ellas practican sus numerosas habilidades y mejoran sus características, disfrutando especialmente siempre que tienen la oportunidad de entrar en una tumba olvidada, descubrir antiguos tratados sobre magia, descifrar viejos volúmenes, viajar a lugares extraños, encontrarse con criaturas exóticas y aprender nuevas canciones y relatos. A los bardos les encanta acompañar a héroes (y a villanos), uniéndose a su sequito para presenciar directamente sus hazañas (los que pueden contar una historia maravillosa basada en experiencias personales suelen hacerse famosos entre los de su profesión). De hecho, tras narrar todas esas historias acerca de héroes realizando hazañas, muchos bardos empiezan a tomárselas en serio y asumen también el papel de héroes, aunque no suelen mencionarse directamente.

Alineamiento más común.

Los bardos pueden ser de cualquier alineamiento, aunque una cierta parte
de su moralidad tiene que ser neutral. No son amantes tenaces de la ley, y aunque sean de alineamiento legal, en variadas ocasiones la vulneran, aunque suelen respetarla por conveniencia. Son menos los que se encuentran en las filas de la Armada Real, aunque no deberá sorprenderte ver a alguno peleando con fiereza bajo el emblema Real. Así también hay quienes cuya efusividad e inquietud los anima a desafiar los órdenes legales para convertirlos en perseguidos criminales, y hasta, en ciertas ocasiones Legionarios caóticos.

Raza más común.

Su gran variedad de habilidades y aplicabilidad para distintos estilos de vida y de lucha hace que sea amplia la variedad de razas entre los bardos. Los hay humanos, elfos, elfos oscuros, gnomos y hasta en alguna muy curiosa ocasión, enanos.

Trasfondo.

Un aprendiz de bardo aprende todas sus habilidades de manos de un único veterano de la profesión, al que sigue y sirve hasta estar listo para buscar su propio camino. En su juventud, muchos fueron jóvenes huérfanos o huidos de sus hogares que trabaron amistad con un bardo vagabundo que pasó a ser su mentor. Como muchos suelen congregarse en festivas ceremonias de vez en cuando, todo aprendiz puede conocer a los bardos más importantes de su región. Aun así, ninguno de ellos siente una fuerte lealtad hacia el conjunto de las gentes de su profesión. De hecho, algunos se muestran muy competitivos con otros bardos, envidiando su reputación y defendiendo lo que consideran su territorio. Aunque son conscientes de su constante vagabundeo, reclaman como propios ciertos lugares por los que andan constantemente y se detienen a narrar sus historias, como porciones de bosques y centros en las plazas. Hoy en día podemos presenciar un gran número de bardos en la ciudad de Ullathorpe, aquella ciudad que nunca duerme. No es raro escuchar allí grandes anécdotas de peligrosas batallas, extrañas criaturas y de extraños dungeons en islas lejanas en medio del mar.

Clases en la Sociedad.

La llegada de un bardo famoso es tema de blandas discusiones en las grandes ciudades hasta celebraciones en los pueblos aislados. Los bardos son recompensados a menudo con comida y cama, y también recogen nuevas historias y leyendas que relatar en otra parte. Son muy diversas las opiniones sobre los bardos, pero siempre se las ingenian para no pagar una habitación.

Adicionales.

La mayoría de los bardos son independientes por elección y por naturaleza, y no deben nada a nadie excepto a sus compañeros de viaje. No todos los bardos son músicos (algunos son chismosos o poetas), y no todos los músicos son bardos, aunque unos antecedentes musicales son decididamente algo útil en la sociedad bárdica.

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